-Modificar la contraseña para cambiar la configuración.
-Cambiar el nombre de la WiFi o SSID.
-Cambiar la contraseña por defecto.
-Apagarlo si nos ausentamos varios días
-Asignar el sistema de seguridad más avanzado: WPA2.
Tener la WiFi abierta implica tener nuestra conexión a Internet compartida, además de otros riesgos:
-Conexión directa con nuestros dispositivos.
-Robo de la información.
-Reducción del ancho de banda.
-Responsabilidad ante acciones ilícitas.
Pero, ¿como lo hacen?
Para utilizar nuestra conexión WiFi, los intrusos aprovechan una incorrecta configuración de seguridad en el router. Según el método de seguridad que utilicemos, ofreceremos más o menos resistencia, pero conseguirán conectarse sin problemas si presentamos alguna de las siguientes debilidades:
-Aprovechan una red wifi abierta.
-Muchas veces se filtran las contraseñas por defecto de algún proveedor, y es así como algunos delincuentes consiguen acceder a nuestras redes.
-Al tener claves sencillas, es muy sencillo deducirlas.
Una de las formas de saber si alguien está utilizando nuestra WiFi es apagar completamente todos nuestros equipos y comprobar el parpadeo de las luces del router. Si continúan parpadeando es posible que otras personas estén utilizando nuestra conexión sin nuestro consentimiento. Aunque nos parezca que estas cosas solo les pasan a los demás y que nuestra red WiFi nunca va a ser objetivo de un atacante, debemos ser prudentes y mejorar nuestro sistema de seguridad. Que un intruso utilice nuestra WiFi puede causarnos, además de incómodos fallos de funcionamiento, importantes problemas con la justicia.
(Fuente: https://www.osi.es/es/protege-tu-wifi )
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